miércoles, 1 de septiembre de 2010

Orígenes de la terapia cognitiva (Aaron Beck)

“Mi forma de abordar los problemas interpersonales y sociales está ligada a mi trabajo en psicoterapia. En los primeros años –hace casi cuatro décadas- observé ciertas cosas que cambiaros mi percepción y mi modo de tratar pacientes con problemas psiquiátricos. Mientras me hallaba tratando a mis pacientes con el psicoanálisis clásico, descubrí –casi por casualidad- que no contaban ciertos pensamientos que habían tenido durante la libre asociación. Aunque ellos creían –tal como yo sospechaba- que seguían la regla cardinal de revelar todo aquello que pasara por su cabeza durante la terapia, descubrí que tenían ciertos pensamientos muy significativos en la linde de su conciencia. Los pacientes apenas percibían estos pensamientos preconscientes y no se concentraban en ellos. Basándome en una reiterada observación, sospeché que la experiencia de una emoción o del impulso de hacer algo iba generalmente precedida de tales pensamientos.”

Cuando enseñé al paciente a centrarse en estos pensamientos, me di cuenta de que ayudaban a explicar la experiencia emocional de un modo más comprensible que las abstractas interpretaciones psicoanalíticos que había estado ofreciendo. Una mujer joven, por ejemplo, era capaz de reconocer el pensamiento: “¿Le estoy aburriendo?” justo antes de explotar de ansiedad durante la terapia. Otro paciente podía tener pensamientos como: “La terapia no puede ayudarme. Lo único que hago es ir cada vez peor”, antes de tener un sentimiento de tristeza. En cada ejemplo había una conexión lógica y plausible entre pensamiento y sentimiento. Utilicé una sencilla técnica para captar esos pensamientos automáticos y fugaces. Cuando un paciente se mostraba triste o ansioso, o me decía que se sentía de ese modo, yo le preguntaba. “¿Qué te está pasando por la cabeza ahora mismo?”. Los pacientes aprendieron rápidamente a centrar su atención en estos pensamientos, y quedó claro que tales pensamientos eran los responsables de sus sentimientos.

"Mientras centraba mis observaciones en la relación existente entre los pensamientos -o cogniciones- problemáticos de mis pacientes y sus sentimientos y conducta, puse en práctica una terapia cognitiva para los desórdenes psiquiátricos. Aplicando la teoría descubrí que los pacientes mejoraban cuando les ayudaba a modificar su cognición. Como consecuencia, le puse el nombre de "terapia cognitiva" a mi método terapéutico. La terapia cognitiva aborda los problemas de los pacientes de varias formas. En primer lugar traté de imbuir en los pacientes más objetividad frente a sus pensamientos y creencias. Lo hice animándoles a cuestionar sus interpretaciones. ¿Se deriva tu conclusión de los hechos? ¿Hay otras explicaciones alternativas? ¿Con qué puedes probar tu conclusión? De forma parecida evaluábamos las creencias y opiniones subyacentes. ¿Eran tan rígidas o extremas que el paciente las usaba de forma excesiva e inadecuada?"

Aaron T. Beck: Prisioneros del odio (Ed. Paidós)



http://www.upenn.edu/pennnews/current/2004/012904/cover.html

"Este psicólogo es mundialmente conocido por haber desarrollado la Terapia Cognitiva, inicialmente para la Depresión y aplicada, posteriormente, a otros muchos problemas psicológicos, demostrando una gran eficacia terapéutica."

"Según la Teoría Cognitiva de Beck, existe una clara relación entre los pensamientos de la persona (lo que se dice a sí misma sobre las situaciones que vive, sobre los demás, sobre la vida, sobre sí misma y sobre los problemas que presenta), y las emociones y los sentimientos que experimenta. A su vez, esta reacción emocional influirá en la reacción comportamental de la persona ante esa situación, ante la conducta de otro, o ante los síntomas que experimenta, según el caso."

"Cuando las emociones son muy negativas e intensas, nuestro comportamiento se ve entorpecido o se vuelve desadaptativo, de modo que los problemas se mantienen o empeoran."

"Realmente, lo que ocurre, desde esta teoría, es que no son las situaciones en sí las que producen malestar (o la gran intensidad del malestar) directamente, sino las interpretaciones personales que hacemos de ellas. Esto implica que, muchas veces, al no poder ser objetivos en una situación, podemos distorsionar la información de la que disponemos en un momento dado, o sacar conclusiones negativas sin información suficiente o incluso ignorando otra información disponible más realista y constructiva. Cuando esto ocurre, dice Beck, cometemos errores en la interpretación o errores de razonamiento."

"Hay personas que tienen más tendencia a cometer estos errores, influidos también por algunas creencias de base, que pueden ser rígidas o incorrectas, generalmente aprendidas a través de la educación y de las experiencias previas. También se dan más errores de interpretación cuando se desarrollan los diferentes trastornos psicológicos."

http://www.cpaaronbeck.com/psicologos-granada/aaron-t-beck.html