martes, 9 de noviembre de 2010

Trampas mentales

“¿Cómo defendernos? Si los mecanismos inconscientes producen los mayores efectos donde uno menos se lo espera, habrá que aprender a identificar y prever los contextos en que se manifestarán. Si conoce las trampas, las evitará. Cuándo confiar en nuestras intuiciones y cuándo desconfiar de ellas es algo que se puede aprender. En efecto, el error de intuición no es fruto del azar, sino el producto de procesos cognitivos sistemáticos de los que esos mismos errores son los indicadores diagnósticos más fiables.”

“Supongamos, por ejemplo, que estamos en Londres, de visita a uno y otro museo, absortos por las bellezas de la ciudad. En un determinado momento, en el bordillo de la acera, miramos a la izquierda y cruzamos la calle y… ¡demasiado tarde! En Inglaterra los coches viajan por el lado opuesto: deberíamos haber mirado primero a la derecha (como está escrito en el suelo en todos los cruces del centro de la capital). Lo sabíamos muy bien y siempre lo habíamos sabido; sin embargo, en ese momento ha prevalecido la costumbre, de forma automática. Entre las posibles acciones que se nos podrían ocurrir, mirar a la izquierda es la más rápidamente accesible, pero inadecuada. Para conseguir mirar a la derecha, necesitamos la intervención de esa estructura de nuestro sistema nervioso que está en condiciones de controlar y, eventualmente, sobrescribir el mensaje rápido, pero aproximativo, de la “vía baja”.

“Comprender, por una parte, la anatomía y la sistematicidad de nuestros errores y, por otra, el modo en que la mente les pone remedio, podría entonces permitirnos construir estrategias (meta)cognitivas que gestionen nuestra irracionalidad fisiológica y, por tanto, modulen el conflicto interior favoreciendo acciones ventajosas y orientadas. Pero, por más sofisticadas que puedan ser las astucias del pensamiento deliberado, neutralizar del todo las tentaciones irracionales de nuestro inconsciente cognitivo es difícil.”

Matteo Motterlini:  Trampas mentales  (Ed. Paidós)