miércoles, 9 de marzo de 2011

Permanecer conscientes

“Durante muchos años presté mis servicios voluntarios como terapeuta, asistente espiritual y líder de un grupo de duelo en un hospicio de enfermos terminales. La principal lamentación que escuchaba tanto de los pacientes como de los familiares afligidos era alguna versión de: «Ojalá hubiera sido más consciente de lo que realmente quería… Ojalá hubiera prestado más atención a aquellos a los que amo… Ojalá hubiera vivido mi vida en lugar de la que yo pensaba que se esperaba de mí».


“En otras palabras, al final de la vida, mucha gente desearía haber sido más consciente de los aspectos importantes de sus vidas y sus relaciones. En cambio, muchos sentían que se habían visto arrastrados por corrientes externas con la misma facilidad con que una hoja es impelida río abajo, y lamentaban con aflicción haber vivido guiados por la inercia en lugar de por la elección y la voluntad. La declaración de una mujer fue particularmente conmovedora. Sosteniéndome la mano, Hilda susurró: «Me voy a morir antes de haber sido realmente feliz o de haber sido yo misma».

“En mi corazón, le doy a menudo las gracias a Hilda por recordarme que permanezca consciente, que elija ser yo y que elija ser feliz. Por supuesto, nadie se siente feliz todo el tiempo al estilo de Pollyana, pero podemos aprender a hacer elecciones sensatas que inviten a la paz, la armonía y la esperanza al interior de nuestros corazones y almas durante la mayor parte del tiempo. Al conocido adagio «Cualquier cosa que merezca la pena hacer, vale la pena hacerla bien», yo le añadiría: «Cualquier cosa que merezca la pena hacer, vale la pena hacerla conscientemente».

Sue Patton Thoele:  Cultivar la esperanza  (Ed. Edaf)