miércoles, 21 de junio de 2017

emociones automáticas ***

*** por Francisco Bengochea

Al igual que en la Terapia Cognitiva hablamos de “pensamientos automáticos” como fuente de malestar, pensamientos disfuncionales que surgen de forma semiconsciente, podemos hablar también de “emociones automáticas” que se generan sin que haya una causa justificada. De este modo, identificamos muchas de nuestras emociones perturbadoras como injustificadas. Igual que cuestionamos los pensamientos perturbadores y discutimos su validez para desactivarlos, podemos cuestionar la validez de una emoción perturbadora preguntándonos en qué medida responde a las condiciones reales de lo que está sucediendo y si resulta pertinente y útil, o si por el contrario es arbitraria y/o contraproducente e inútil.

Los pensamientos automáticos que son desactivados mediante el análisis, dejan de generar malestar, si no de forma inmediata, sí a medio plazo si insistimos en combatirlos con firmeza y constancia. Del mismo modo, una emoción perturbadora que comprendemos (también mediante el análisis) que no resulta adecuada (porque no se corresponde con la realidad o porque no tiene ninguna utilidad), dejará de generar malestar si insistimos en no dejar que se instale en la mente.



El proceso para desactivar estas emociones disfuncionales (que lo son por no ser realistas, ya que de otro modo no nos interesaría eliminarlas sino resolver los problemas prácticos que plantean) consiste en analizar su contenido y su pertinencia y, una vez “falsadas”, dejar de atenderlas “como si” fueran reales, dejar de “hacerles caso”. Con el tiempo, la mente adquiere hábitos que se van instalando de forma paulatina, cambiando nuestra manera de sentir la vida.