sábado, 29 de noviembre de 2025

dejarse llevar

 Así que di Keledén a todo. Haz lo que te dé la gana. Procura no fijarte tareas diarias para estar más en forma o más delgado o ser más listo (aunque, naturalmente, todos acabamos haciéndolo). Una vez que la tensión de esas expectativas autoimpuestas desaparezca, te sentirás mucho más libre. Y cuando esto ocurra, estarás más en sintonía con las necesidades de tu cuerpo.

(...)


Se trata de algo verdaderamente extraordinario que no lograrás entender hasta que lo hagas: en cuanto dejas de intentar controlar y hacer que las cosas funcionen, todo funciona a la perfección sin ti.


De hecho, en apariencia, pocas cosas cambiarán. Seguirás ocupándote de tus asuntos diarios. Seguirás (aparentemente) tomando decisiones con el fin de hacer cosas. Pero tendrás la sensación real de que esas cosas ocurren simplemente.


El taoísmo define este proceso como ceder al curso natural del tao. En los dibujos animados de Scooby Doo, Shaggy diría: «Déjate llevar, tío».


En realidad, no tenemos ningún control sobre lo que ocurre (por mucho que nos cueste creerlo), y es realmente fantástico que así sea.


Significa que podemos ponernos cómodos y dejar que las cosas sigan su curso natural. Toda esa tensión que nos produce desear conseguir algo en la vida desaparece, porque, tanto si quieres como si no, en realidad acabará sucediendo (o no).


De modo que hacer planes y fijarte objetivos es algo que se hace o no se hace. Lo cierto es que no tienes otra opción. Puedes acabar comprándote el libro sobre los objetivos y leyéndotelo el sábado siguiente. O no. No tienes opción. Tan solo una de las dos cosas sucederá. Y merece la pena observar lo que ocurre con tu vida cuando levantas las manos del volante.


(...)


Lo cierto es que cuando hacemos lo que nos apetece, no solo nos damos el gusto a nosotros mismos, sino que se lo damos a los demás.


Al final, todos queremos hacer lo que nos venga en gana. Y los que viven la vida de esa forma suelen servirnos de inspiración (o cabrearnos mucho si estamos especialmente tensos).


Decir ¡Keledén! y seguir tu propio camino.



John C. Parkin:   KELEDÉN. Lo último en medicina para el espíritu (Ed. Debolsillo)