“Es fundamental aceptar la
presencia de la ansiedad. El paciente casi siempre desea o bien evitar
los síntomas de ansiedad o bien combatirlos. En la terapia cognitiva, se le
anima a aceptar más bien los síntomas. Esta estrategia se basa en el principio
según el cual una vez que la ansiedad ha alcanzado cierto nivel, el paciente ya
no puede controlar los síntomas. Paradójicamente, al abandonar la idea del control,
resulta más fácil controlar la ansiedad. El terapeuta debe
"venderle" al paciente la idea de aceptar -que no resignarse a- su
ansiedad.
“Este enfoque tiene unas implicaciones muy importantes para
el paciente. Según Weinberg, "saber que nuestro único miedo puede ser el
miedo a nosotros mismos, a cualquier tipo de dolor, y que este dolor resulta
tolerable mediante la aceptación, contribuye a generar una
valentía tranquila y una serenidad inteligente, que a su vez impiden que se
desarrollen en el futuro otros males psicosomáticos".
“El terapeuta debería dejarle bien claro, pues, que la
aceptación es el reconocimiento de lo que existe en un momento dado. La aceptación es reconocer
la existencia de un acontecimiento sin enjuiciarlo ni etiquetarlo
(verdadero/falso, bueno/malo, seguro/peligroso). Los juicios -y
evaluaciones- negativos que el paciente hace cuando le entra ansiedad sólo
contribuyen a hacer más grande su desasosiego. Por esta razón, se le alentará a
detener los "juicios de valor" sobre su ansiedad.”
“Los pacientes necesitan saber que la aceptación es un
proceso activo y no pasivo. Uno puede elegir aceptar la propia ansiedad. Elegir aceptarla suele producir la sensación de dominar la propia experiencia. A veces, los
pacientes encuentran útil el truco de dar la bienvenida a la ansiedad y pedir
más aún. Una paciente con ansiedad social descubrió que le resultaba útil
dirigirse a sí misma con el saludo de "hola, ansiedad". También decía
hola a sus peores temores y a la posibilidad de que éstos llegaran a realizarse:
"Hola, hoy podría quedar en ridículo" y "hola, o tal vez
no". Esta estrategia le pareció eficaz para aceptar su ansiedad cuando
hacía su aparición.”
“Reconocer la propia ansiedad
(ante uno mismo o ante los demás) es otra manera de aceptarla. A un orador
ansioso a menudo se le aconseja que le diga al público que está nervioso; es un
consejo que suele funcionar. Y a muchos pacientes les resulta útil admitir su
problema de ansiedad en público.”
“La capacidad para emplear la estrategia de aceptación varía
según los pacientes. Quienes consiguen emplearla a menudo suelen hacen progresos rápidos en cuanto a atemperar sus síntomas de
ansiedad. Para muchas personas, aceptar la ansiedad les permite
gestionar todo el problema. Un médico tuvo que dejar varios trabajos por no
poder gestionar la ansiedad. Constantemente revisaba una y otra vez todo su
trabajo. Probó a definir la aceptación cíe ansiedad como "comerse" la
ansiedad y le pareció que, estando con ansiedad sin
tratar de reducirla, conseguía reducirla de manera importante.”
“A los pacientes se les puede animar a mirar su ansiedad
desde una perspectiva más amplia y, si es posible, bajo una nueva luz, más positiva. El terapeuta les puede señalar,
por ejemplo, que, al elegir aceptar y experimentar la ansiedad, es muy probable
que alcancen niveles de madurez más altos. Sin nada de ansiedad, no hay
crecimiento.”
Aaron T. Beck, Gary Emery, Ruth L. Greenberg: Trastornos
de ansiedad y fobias. Una perspectiva cognitiva (Ed. Desclée de Brower)