miércoles, 28 de octubre de 2020

reevaluar las sensaciones ***

*** por Francisco Bengochea

 

Para adquirir un cierto control (eficiente) sobre las emociones desagradables, a veces no basta con realizar un análisis objetivo de nuestros pensamientos que nos demuestre que tales emociones no son realistas. Esto es en todo caso necesario para obtener una visión desestresante, pero no es suficiente cuando las sensaciones desagradables se instalan en modo “automático” y se empeñan en no ceder ante nuestra objetividad.

 

En ese caso, una técnica que puede resultar muy útil es la de evaluar, no la causa de la emoción (con el objeto de que, al cambiar el pensamiento, cambien las sensaciones), sino la propia sensación: ¿Es realmente tan desagradable? ¿Tenemos la necesidad real de combatirla, o quizás podemos simplemente dejarla estar sin mayores consecuencias? (En realidad, cuando nos resistimos a esas sensaciones es cuando más nos hacen sufrir).

 

Cuando procedemos a observar con detenimiento y calma esas sensaciones que en una primera valoración (automática) nos parecen tan negativas, lo que sucede es que se descomponen en distintas sensaciones corporales que, analizadas con objetividad, acaban resultando ser una especie de vibraciones neutras que se convierten en tolerables (o simplemente desaparecen), lo que cambia toda la perspectiva que teníamos del malestar dado.

 

En lugar de dejar que la emoción aversiva nos secuestre y determine todo nuestro pensamiento, nos centramos en las sensaciones y podemos, mediante una observación atenta y objetiva, reinterpretar su contenido hasta llegar a percibirlas como tolerables, de tal manera que lo que antes nos hacía sufrir se convierte en un mero fenómeno neutro. (Nótese que estamos hablando de las emociones dasagradables, las emociones positivas no necesitan ser reelaboradas).